domingo, 29 de diciembre de 2019

LA SOLEDAD por José Ángel Miyares Valle


foto. José Ángel Miyares Valle
 
LA SOLEDAD

Llora el  niño al estar solo

Llora el anciano en el silencio

De la noche oscura.

Oye los latidos de su viejo corazón

Unas veces lento otras acelerado

Llueve tras los cristales, silba el viento

Mueve las cortinas de la habitación,

Las ventanas también tienen   grietas

Como su rostro surcado

Por los sinsabores de la vida.

Dolores por aquí por allá

Su cuerpo parece un velódromo

De dolores que corren su alma,

De un lado a otro como caballo

 Desbocado sin control alguno.

 La noche se hace inmensa,

El viejo reloj marca el tic tac

Cansino monótono de las largas horas

Que no pasan, la una, dos tres….

Recuerdos  atormentan su cabeza

De otras noches hermosas de familia,

De alegría y champan, turrón

Y regocijo, hoy solo y anciano

¡Noches buenas no volváis¡  

Que llora el niño y llora el anciano.

En la soledad de la vida.

Autor: José Ángel Miyares Valle

 

 

 

 

martes, 19 de noviembre de 2019

EL CANTO DEL GALLO.por José Ángel Miyares Valle.


mi pueblo donde nací
 
EL CANTO DEL GALLO
Con él me gustaría levantarme
con él ,escuchar el silencio de la noche,
 el canto de rana, del búho, de la cigarra.
Dormir sin ondas electromagnéticas,
sin  humos de las fabricas
sin ruidos de coches, camiones.
Soñar en la oscuridad de la noche,
en el arrullo del rio o las olas del mar,
con el canto de las estrellas,
el amor de la naturaleza,
nuestra madre del alma y del espíritu,
tan  maltratada ,despreciada,
y poco querida por hijos ingratos,
ocupados y engañados
por la felicidad efímera de la tecnología,
que esclaviza tu libertad
en el ansia de  llegar a un paraíso
de Ángeles destronados.

jueves, 10 de octubre de 2019

EL CAMINO DE LA VIDA. por José Ángel Miyares Valle

Foto J.A. Miyares Valle
 
Caminé bajo la luna,

el relámpago rayo y trueno,

bajo la tormenta de lluvia y granizado.

Lloré en la soledad del camino,

temí a la obscuridad de la noche,

al viento rugiendo en el bosque,

me estremecí con aullido del lobo,

con el canto de búho

en la penumbra del valle,

el vuelo de la lechuza,

el baile del murciélago.

Me alegré con la luz de la luciérnaga,

el aviso del  mirlo  llamando

a su prole acudir a su cobijo,

de la hurraca, cuervo que anuncia

la llegada de la noche,

el canto del sapo, de la cigarra,

el ocaso del día tiñendo el cielo de carmín

como labios amorosos de la amada,

con la siluetas de arboles y montañas

muriendo en la claridad de la tarde.

Temor a las sombras que toman

el relevo al día, se alargan sigilosas

en los tortuosos caminos del solitario niño,

que camina a lomos de su mulo,

camino del fin del trabajo,

transportando leche por caminos angostos,

donde las sonrisas se apagan ,

los fantasmas de la noche

te acechan a cada recodo del camino.

Sabio animal que camina

en noche oscura donde

no se ve tu mano pero su caminar es seguro,

te da aliento y confianza

en la esperanza de llegar

al fin de  tu triste camino.

Se hace larga la espera

mas aparece la luz de un farol

que da confianza al caminante,

hay compañía para entregar

su leche el vecino que vierte en el bidón

del animal sabio ,llamado Rubio.

Gracias amigo del camino,

compañero inseparable,

ya hace tiempo  que descansas

en el universo de mi grato recuerdo...

Yo estoy cansado, muy cansado,

perdonad que  me pare a descansar,

bajo la luz de las estrellas

y arrullado por el canto del viento,

jugando con la armonía del bosque

y los tubulares de los vetustos arboles....

contemplo el cielo estrellado deseando,

paz  y larga vida al hermoso universo.

Autor José Ángel Miyares Valle

 

 

lunes, 2 de septiembre de 2019

“AL CRISTO OLVIDADO”

recordando momentos de adolescente...
 
“AL CRISTO OLVIDADO”

Al Cristo de la iglesia en ruinas de mi Colegio

Castrillo de San Pelayo del Páramo (León)

Tú, viejo  tronco llamado a ser inmortal

Arrancado en el monte de abigarrada encina

Hoy transformada en venerable imagen

Del Cristo ultrajado y crucificado.

Sólo, estático  y majestuoso permaneces

En silencio colgado del frío leño

En el frontispicio de la iglesia Pallotina

En Castrillo de San Pelayo, olvidado.

Obligado cautivo del oscuro templo,

Presides la bonita iglesia, donde  antes

Entre perfume de incienso, flores  y cánticos

Bendecías las súplicas de tus afligidos penitentes.

Donde las notas de voces blancas,

Acordes de armonio arrancados por

Expertas manos, anhelos de voces trémulas,

Se elevaban levitando hacia las alturas.

Donde los susurros de oraciones ininteligibles

Súplicas de corazones afligidos y

Acciones de gracias eran cotidianas.

Hoy en cambio solo… silencio.

Silbidos del gélido  viento del páramo

Abofetean tu rostro misericordioso

Una y otra, vez mientras tus hijos

Te han olvidado y condenado.

A un cautiverio secular en tu propio templo,

Amenazando inminente ruina.

A través de los viejos cristales agujereados,

Taladrados por piedras arrojadas

De manos sacrílegas y perversas.

Pude contemplar tu rostro sereno,

Enmohecido por el paso del tiempo,

La humedad y al desamparo sometido,

Más cruel de hijos ingratos,

Llamados a ser tus valedores seguidores.

Donde los placeres de este mundo

Les han confundido y viven alejados

De las espiritualidad de su Fundador

S.Vicente Palloti, paladín de pobreza.

Y por el cual fueron llamados a seguirte,

Más se olvidaron de los deberes sagrados,

De las almas caritativas, los  bienhechores.

Que hicieron del santo lugar

Cuna de misioneros, pastores,

Cuidadores de la amplia grey.

Hoy entregados a los placeres de la vida

Hombres hedonistas, mensajeros  del bien vivir

Mientras tan sólo quedan los  vestigios

De vuestro fracaso, engaño y traición…

Oigo alma afligida el gemido del viento,

Deslizarse a través de las cristaleras,

Mientras tu rostro, ¡ OH buen Jesús¡

Es surcado por ríos de  lluvia.

Y el gélido viento abofetea tu cara

Una y otra vez, incasablemente,

En el silencioso y yermo páramo castellano.

 

Autor: José Ángel Miyares Valle (ex alumno)

Autor: José Ángel Miyares Valle

 


jueves, 15 de agosto de 2019

AL SEÑOR RIO ÓRBIGO. Poesía. de JOSE ÁNGEL MIYARES VALLE



ESTA POESIA ES DEL RIO DONDE TANTAS VECES ME HE BAÑADO EN MI JUVENTUD,
DONDE CASI ME AHOGO PERO DONDE NACIERON LOS PRIMEROS AMORES, PARA TODOS USTEDES CON CARIÑO, José Ángel Miyares Valle, su autor y lector.

sábado, 27 de julio de 2019

AL SEÑOR RÍO ÓRBIGO


 
AL SEÑOR RÍO ÓRBIGO
Serpiente plateada y zigzagueante
Espejo de las estrellas y luna,
Que ruges camino del mar
Entre exuberantes riberas
Cuajadas de chopos, alisedas
Álamos, mimbreras y pedreras
Nadie te detiene en tu majestuoso camino
Largo camino de peregrino sediento
Sin descanso dejando riqueza   
A tu incasable paso, alivio del caminante
 Sombra del fatigado pastor
Y labriego, tálamo del sestéante
Alivio  para el viajero cansado, sediento, polvoriento.
Nada pides y mucho das. Alimento y cobijo
Al pájaro cantarín, al malvís, mirlo
Golondrina sedienta  y veloz
Cómplice taimado de amoríos
De jóvenes vigorosos que a tu lado
Descubrieron las  primaveras
Del amor tormentoso y romántico
Confesor de grandes secretos…
Hoy  señor de  yermos campos
Del seco paramo y rivera rica
Hoy te brindo mi homenaje
A tanta belleza y armonía
Paisaje del paraíso y estancia de dioses
A tu lado la vida es más bella.
El Olimpo de los dioses
Y consuelo de las aflicciones de la vida
Yo te bendigo prodigio de la naturaleza 
Y reflejo del  hacedor eterno.
Autor: José Ángel Miyares Valle

FUTURO INCIERTO.(José Ángel Miyares Valle).


 
FUTURO INCIERTO.(José Ángel Miyares Valle)
Luna llena, nido vacío.
Corazón solitario, lágrima suelta.
Llora la luna, sonríe el niño.
Se queja al anciano,
Ríe el joven, vida larga.
Nada es cierto, todo variable.
Naces, para muerte segura.
Vida larga o corta es tu destino,
Pero tu grato recuero, solo es tuyo.
Autor: José Ángel Miyares valle

lunes, 24 de junio de 2019

LLORA...Por José Ángel Miyares Valle


Foto, José  Ángel Miyares Valle
 
LLORA...
Llora la luna y el sol,
llora el cielo y el niño,
la madre y el padre,
todos lloramos a nacer
y lloramos al morir.
Llorar no es de niños
llorar es de humanos,
quien no llora, añora
los sentimientos del corazón,
pues llorar es digno
no hacerlo mezquino
llora, llora...pues  tus suspiros
 a las tiernas almas enamora.
  Autor, José Ángel Miyares Valle

jueves, 20 de junio de 2019

EL CONCIERTO por José Ángel Miyares Valle


Foto. José Ángel Miyares Valle
 
EL CONCIERTO 
 
Las notas musicales invaden
el espacio escénico,
caen como gotas de lluvia
fertilizado las mentes,
se desparraman por  la atmósfera
del salón oscuro
diluyéndose con dulce armonía
en los oídos de los silenciosos espectadores.
El director blande su batuta
a uno y otro lado ,arriba y abajo
con movimiento
rígido ,acompasado y preciso, 
 su pelo es agitado
por las sacudidas de su cuerpo
al compás de los acordes.
Todo es armonía, sonoridad y ritmo.
Notas caídas en el suelo, pero las menos,
frenesí de arcos,
esfuerzo  de mofletes,
golpes de timbales, tambores y de platillos
todo en dulce armonía
que cautiva los espíritus,
ensalza la grandeza de la música
e inflama de alegría y admiración
el alma de los presentes
benditas manos que hermosas
sinfonías escribieron con notas
arrancadas por músicos virtuosos
 del sueño de las partituras
ancladas en sus pentagramas
a ritmo acompasado
pero siempre  en orden riguroso
al compás de la sabia batuta
para terminar en grandiosa sonoridad
cortada en relámpago fugaz
para dar paso al apoteósico
aplauso de corazones henchidos de júbilo,
bendito concierto de música de dioses
engendrada por titanes del tiempo.

por José Ángel Miyares Valle

 
 
 

lunes, 17 de junio de 2019

LLORAN LOS ALMENDROS por José Ángel Miyares Valle

Foto. José Ángel Miyares Valle
 
LLORAN LOS ALMENDROS
 
Monstruos mecánicos los desgarran
los arrancan de su tierra ,
de su larga historia
con furia y desprecio,
dejan su raíces clamando  al cielo
suplicando vida y llorando
 con desconsuelo la injusticia
refugias de alondras, jilgueros y malvises
donde anidaron durante tantos años.
Sombras de pastores y labriegos
hoy despojos por sedienta ambición
desmedida de una Europa desunida
lloran muy tristes , los almendros
 
Autor: José Ángel Miyares Valle